Bajo un fuerte aguacero, pero con mucha alegría, estuvimos departiendo en la cena hogareña del 4o. grupo; lamentablemente por causa de la misma tormenta, algunos compañeros se excusaron de asistir, lo cual es muy comprensible ya que aún nosotros nos vimos obligados a refugiarnos en la sala ya que en la terraza, el agua y los rayos atacaron con furia.
Aún así, las copas de vino no cesaron de llenarse de buenos y agradables momentos.
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